Este libro reúne las crónicas publicadas en el diario El Comercio y la revista Vistazoa lo largo de varias décadas. Estas páginas variadas, un “verdadero cajón de sastre” nos dice su autor, nacieron de “un honesto deseo de divertir al prójimo, cansado de la pesada tarea de vivir en esta vida, ofreciéndole la mayor variedad de temas, livianamente tratados, y aun alegremente, hasta en aquellos en los que es negro el humor, pues también hay una negra alegría”.
Una cierta sonrisa
El libro –que circuló a los pocos meses de la muerte de su autor en 1992– se compone de cortas crónicas publicadas en la revista ecuatoriana Diners. En ellas, Alejandro Carrión ejerce, en tono amable, “el placer de recordar […], entre los placeres, uno de los esencialmente melancólicos, porque es una excursión al pasado irrepetible y porque lo que se recuerda no siempre es placentero”. La colección, “terriblemente desorganizada”, como la califica su autor, cuenta recuerdos de personajes notables de la historia reciente del Ecuador u otros que simplemente se cruzaron en su vida. Su propósito fue “relatar cosas relatables sin dañar a nadie [… y cultivar] otro placer, muy raro: decir la verdad”.
La pavimentación del infierno *
Contiene una selección de crónicas de la agitada década de 1970, cuando Alejandro Carrión vivió lejos de su tierra –en Washington, donde permaneció “diez años habitando un arca de Noé llamada pomposamente Organización de los Estados Americanos”–. Las crónicas siguen “en forma impuntual y sinuosa, los acontecimientos de la época, muchos de los cuales afectaron en forma permanente a la humanidad”. Se publicaron en el Diario de las Américas, de Miami, en la revista Vistazo y en el recién fundado diario guayaquileño, Expreso.