San Salvador, El Salvador: Ministerio de Cultura, Dirección General de Bellas Artes, 1957. Reproducido en la edición de Mediodía (Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Loja, No. 47, mayo de 1993) en homenaje a Alejandro Carrión.
“Extraña, alucinante y enigmática es la poesía de Alejandro Carrión. […] Porque este muchacho extraño y puro tiene sed de saber. Él mismo no sabe cuán sabio es –como dice Juana de Ibarbourou–. […] es un poeta profundamente impresionista y simbólico. Luces deslumbradoras se encienden ateridas como luciérnagas en su Noche oscura. Es un poeta melodioso, henchido de ritmo interior que en la aparente libertad de sus versos caudalosos lleva un engranaje perfecto, una trabazón armoniosa donde el concepto se abre paso en limpias imágenes y donde resuena una nostalgia pura, de saudade.”
Alberto Baeza Flores
Alejandro Carrión, el habitante de la luz
La poesía de Alejandro Carrión
Paris,primavera de 1965. Manuscrito enviado por el autor a Alejandro Carrión. Publicado en la edición de Mediodía (Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Loja, No. 47, mayo de 1993) en homenaje a Alejandro Carrión.
“El poeta adolescente tiene la sensación que está siempre como a las puertas del mundo para indicar que es el portero de la vida. Como portero, se asoma al interior de la casa de la poesía, por la puerta entreabierta, o atisba la vida de adentro, a través de los cristales. Pero es la calle que lo llama y lo incita. La calle es como el rostro de la vida. Poemas de un portero llamó Alejandro Carrión a su primer cuaderno lírico. Es un inventario de adolescencia que mira hacia la primera juventud”.
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