Alejandro Carrión Aguirre, escritor ecuatoriano, creó incesantemente una vasta obra que, desde el periodismo hasta la narrativa literaria, lo mantuvo en íntimo contacto con su país por más de 50 años. “No hay un día en esta larga vida en que no haya escrito”, afirmó en una de las últimas entrevistas que concedió.
Nació en Loja, el 11 de marzo de 1915, en el seno de una familia de escritores. Su abuelo, Manuel Alejandro Carrión Riofrío fue poeta; su padre, José Miguel Carrión Mora, también poeta, fue un distinguido educador y político. Su tíos, Héctor Manuel y Manuel Benjamín fueron importantes poetas; el segundo, fue, además, uno de los principales escritores y personajes culturales del Ecuador en el siglo XX. Su hermano, Carlos Enrique, fue poeta y tuvo una larga carrera periodística en diarios y radios.
Su temprana vida escolar en Loja es el tema de su primer libro de relatos, La manzana dañada, escrito cuando era colegial. Estudió luego en el Colegio Bernardo Valdivieso, de Loja, y el Colegio Mejía, de Quito. Hizo sus estudios de ciencias sociales en las Universidades de Quito y Loja.
Su vida se desenvolvió en los medios culturales y periodísticos.
En 1944, al fundarse la Casa de la Cultura del Ecuador, ocupó el sillón de la poesía. Dirigió la Editorial de la Casa y fundó su principal medio de difusión, Letras del Ecuador.
Trabajó en periódicos y revistas desde su adolescencia hasta convertirse, sin duda, en el periodista más leído e influyente del Ecuador. Su columna política diaria en El Universo de Guayaquil, con el seudónimo “Juan sin Cielo”, fue infaltable durante más de 20 años. Recibió, en 1961, el premio Moors Cabot de periodismo de la U. de Columbia, EE. UU. Fundó y dirigió la revista política La Calle que adquirió gran prestigio y fue la primera de su género en el país. Culminó su trayectoria como columnista del diario El Comercio de Quito desde 1979.
Su constante labor periodística no afectó su obra de creador. Se distinguió en él la doble personalidad de poeta y narrador. Su extensa obra poética se inició con Luz del nuevo paisaje que le valió el Premio Latinoamericano de Poesía en 1937. Su novela La espina, que para muchos críticos está entre las mejores novelas ecuatorianas, fue seleccionada en el concurso de la Editorial Losada de 1958; y su libro de cuentos Muerte en su isla recibió el cotizado Premio “Leopoldo Alas” de España. Fue muy conocido además por sus ensayos históricos y literarios.
En 1987, se le otorgó el Premio Nacional Eugenio Espejo que reconoce los aportes a la literatura en Ecuador.
Murió en Quito, el 4 de enero de 1992.
Era inevitable que yo fuese poeta: lo fue mi abuelo, Manuel Alejandro Carrión Riofrío; lo fue mi padre, José Miguel Carrión Mora y lo fueron sus hermanos Héctor Manuel y Manuel Benjamín... Creo que soy poeta: el expresarme en poesía es consustancial con mi ser.
Veinticinco años de mi vida muestran en esta poesía su verdad escondida. Son, más que una obra de arte, estas páginas obra de vida…
Escribir cuentos ha sido para mí una delicia... Los he planeado cuidadosamente... [con] una sola ambición: obtener una obra de arte que sea profunda y auténticamente humana… He buscado contar bien la historia emprendida, pensando en los lectores…